Osabaren Gutuna

São Tomé, 15 Diciembre 2010

Loba maitea,

Cruzaste el Atlántico, no sé si en Nere Balandra o en un moderno avión de esos que rasgan el viento, para ir a la Isla de los Tesoros a ver el Festival de Cine de La Habana. Cruzaste y te llevaste mis sueños. Desde allí no me ecribiste; o si me escribiste, tus letras deben venir a flote en una botella de ron del pueblo. Me envío un mensaje Elisabeth, mi querida hermana que tiene un perro cubano que se llama Basko. Ella sí, la que me salvó un día la vida. Me dijo que la llevaste un "Gran regalo" (Sagarren denbora); y que sintió alegría, tristeza y nostalgia al mismo tiempo. Yo aquí estoy: sintiendo los vientos y contando las mareas para ver llegar la botella con el mensaje, como los niños cuentan las noches esperando el día importante. Eran otros tiempos, me dirás, pero siempre los mismos sueños de hace unos días.

Cruzaste el Atlántico... De vuelta al trabajo, como el compañero de Amanda. Y a lo lejos se quedaron las calles viejas, con la siluetas de los camaradas en el pórtico de las despedidas. Y mis ojos, que te presté para que llevarás mi alma en tu viaje, allí se quedaron. Elisabeth también se quedó, y se quedó con todas esas cosas hermosas, pequeñas y duras que tiene la vida de esa isla de solidaridad gigante.

Mi suerte es que también Marí cruzó los mares, para venir al destierro, a nuestro destierro en África. Me trajo nueces de Arraforttonia, compotas de manzana y sueños que son de todos los tiempos, los mismos que de hace unos días.

Un beso, loba maitea!

PS: No te olvides de recuperar mis ojos

No hay comentarios:

Publicar un comentario